Caminas por las calles de Londres. Orcurese y quieres llegar rápido a casa. Entras en un callejón angosto. Está todo en silencio pero, al pasar junto a u edificio sin ventanas, oyes como una puerta se abre. Un hombre aparece y te detiene a mirarte. Nunca antes lo habías visto, pero se nota que te odia. Y es ahí cuando, sorprendentemente, te das cuenta que tú también lo odias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario