¿No creen que si ya no escribo en este blog es porque tal vez ya no tengo nada sobre qué escribir? Es decir, AMO escribir, y como lo amo tanto creo que es inutil escribir algo que no este del todo bueno. Si yo escribo y publico, es porque escribí que vale la pena ser leído. Y créanme, soy muy exigente en ese tema. Nada que ver a Clarissa, que lee hasta los tickets del supermercado.
Esta misma entrada, chota como la ven, la vengo escribiendo, borrando y volviendo a escribir desde ayer
También siento que estoy ocupada últimamente, que me está costando mantener tres personalidades en mi interior, o tratar de hacerlas convivir.
Y he me aquí sentada esta noche, masticando una milanesa recalentada, con dolor de cabeza, tratando de filosofar sobre la literatura y el arte. Sé muy bien que tengo tarea, y jodida, pero no planeo hacerla. No ahora.
Volviendo, no sé si publicar esto o no. Después de todo, no es más que otro intento de ensayo. ¡Si supieran cuantos borradores tengo guardados! Tal vez se mueran por leerlos, tal vez no. Pero yo no muero por continuarlos.
Pero, talvez, Clarissa sí quiera hacerlo. Y, talvez, un día cálido de verano se siente a completar todas las anécdotas inconclusas que tengo por ahí. O nos deje información interesante. O simplemente nos cuente cuento.
