domingo, 20 de mayo de 2012

Arte moderno

Diálogo entre el inspector Julián Bairrogi, miembro de la Policía Federal, y Camilo Canegato, humilde pintor de barrio, durante un interrogatorio a este último. 


Julián Bairrogi- Así que usted es pintor
Camilo Canegato- Pintor, exactamente pintor, no soy. Apenas restauro, retoco las obras que otros crearon, que otros realizaron.
J - Sin embargo, sé que ha hecho unos preciosos cuadritos. Por ejemplo, el retrato de la señora Milagros y sus hijas. Lo vi colgado en el comedor de La Madrileña. Es hermoso.
C- Jeje, eso es pintura sobre fotografía.
J- ¿Pintura sobre fotografía? ¡qué me cuenta! ¿Sabe qué me interesa? A mí me gusta mucho la pintura
C- ¿De veras?
J- A usted le extrañará, en un hombre de mi profesión... Pensará que lo digo...
C- No, si le creo ¿Qué escuela le gusta? ¿La clásica? ¿Los impresionistas? ¿Las fieras?
J- ¿Eh? ¿Qué? no, no. La pintura me gusta así, en general. Todas las escuelas. De cada una lo mejor que tenga. Claro que hay algunas... Mire, un día, haciendo una pesquisa, tuve que meterme en una exposción de eso que llaman pintura moderna.
C- Je, Je
J- Le confieso que no sabía si aquello era enserio o en broma. Unos cuadros donde había líneas, círculos, cubos, pintados en cualquier forma... Y a lo mejor decía: "Jardín" o "Muchacha Sentada". Será porque yo no entiendo de pintura.
C- Aparte de no entenderlos, ¿aquellos cuadros le gustaban? Usted, ¿los hubiera colgado en las paredes de su casa? ¿Le hubiera agradado contemplarlos mientras comía, o fumaba, o conversaba con sus amigos?
J- ¡Ah, no!
C- ¿Y Leonardo, por ejemplo? ¿ Le gusta Leonardo?
J- Ah, eso es otra cosa...
C- Y, sin embargo, sigue sin entender de pintura.
J- Sí, es cierto.
C- Entonces aquello de "será porque yo no entiendo" carece de validez.
J- Sí, es cierto.
C- No, si un arte tiene que ser entendido sólo por los entendidos, no es arte, es la clave de una logia. 
J- Pero si usted los oye a ellos...
C- ¡Ah sí! "Yo lo veo así", "Yo lo entiendo así", le dirá el autor de esos mamarrachos. Pero resulta que nadie más que él lo ve así. "No me importan los demás", seguirá diciéndole "En arte, sólo importa el artista, el yo creador." Entonces, si su pintura es la realización del "Yo lo veo así", ¿por qué no se la guarda para él sólo? Y si en su pintura los demás no cuentan, entonces, ¿para qué la pinta, para quién la pinta?
J- Sí, se olvidan de la multitud.
C- Yo no hablo de la multitud. Hablo del hombre. Se olvidan del hombre. Se olvidan de una verdad tan elemental como ésta: que todo lo que el hombre hace debe tener por destinatario al hombre, porque de lo contrario, ¿a quien, si no? El arte puro. ¿Ha oído usted una estupidez más grande? Es como si alguno dijera: la medicina pura. ¿Quién fue el imbécil que echó a rodar la bola de que el arte vale más cuando menos sirve? Como si servir no fuese, por contrario, el destino más alto de todo quehacer humano.
J- Así que yo, cuando me reía delante de aquellos cuadros, no estaba equivocado...
C- No, estaba en lo cierto. Estaba afirmando su sentido común. Y el sentido común es algo que hay que defender contra esa corrupción de los sentidos que es el arte moderno. Pero, le diré: los pintores hacen ahora todas esas cosas raras porque, en alguna medida, están obligados a hacerlas. 
J- ¿Obligados?
C- Sí, a fin de hacernos creer que la pintura, la pintura de caballete, al menos, sigue teniendo un objeto. A no ser por esas cosas raras, la pintura de caballete habría desaparecido hace rato. 
J- ¡Qué me cuenta!
C- Y le diré más: desde un punto de vista estrictamente artístico, ya ha desaparecido.¿Un rectángulo de lienzo pintado puede seguir representando, hoy, un "valor"? No, señor. Tuvo ese valor, y lo conserva y lo conservará siempre, cuando en ese rectángulo un artista fijó la realidad cambiante del hombre y de su mundo, contemplándola a través de la visión estética; cuando en el rectángulo quedó aprisionada una imagen que, de lo contrario, se habría perdido para siempre. Pero ahora hay otros medios más fieles y más poderosos de aprehensión y de fijación: la fotografía, la cinematrografía. Sí, medios artísticos, potentes, perfectos, que permiten todo lo que permitía la pintura, y todavía más, aunque los pintores digan lo contrario. La pintura de caballete ya no "sirve" al hombre. Despojada de objeto, está condenada a desaparecer. Subsistirá, a lo sumo, la decoración mural, y no sé hasta qué punto, porque ya nadie le pide ni eso a la pintura artística.
J- Así que, según usted, los cuadros ya no sirven para nada.
C- No sé qué sentido le da usted a la palabra "servir". Pero si la emplea tal como la empleo yo, sí, los cuadros ya no sirven al hombre. Porque no creo que sirvan a un hombre porque sirvan a un millonario para adornar las paredes de su casa. Sería un objeto bien humilde. Menos que humilde, humillante. Un objeto bastardo y minúsculo que convertiría al pintor en un histrión moderno. No, un cuadro sirvió, y sigue sirviendo, cuando nació para aquella necesidad del espíritu que hoy se satisface con la cámara cinematográfica o con la cámara fotográfica, si, desde luego, las maneja un artista. La cámara es la gran competidora y la gran vencedora de la pintura. Pero los pintores no quieren reconocerlo. Nos ocultan la vacuidad actual del arte. Quieren convencernos de que, si siguen pintando cuadros, es porque con ellos responden a una apetencia del hombre que la cámara no podrá llenar jamás. "La pintura por encima de la kodak" es su credo. Y para que la pintura esté por encima, o por debajo, de la kodak, llenan el rectángulo de lienzo con los círculos y los cubos que usted vio, o deforman, desfiguran, caricaturizan la visión humana de las cosas, y después nos muestran el cuadro y nos dicen: "He aquí la pintura". Hasta la técnica, la simple técnica, han perdido. El más modesto pintor italiano o flamenco del siglo XVI se avergonzaría de pintar como el más famoso pintor de ahora. Mire, yo a veces tengo que restaurar cuadros que no cuentan más de diez años, y me pregunto cómo es posible que alguien que se nombra pintor, qué quizá se diga artista, ignore hasta ese punto las reglas más elementales del oficio, porque es como si un arquitecto levantase un edificio y el edificio, a los diez años, se viniese al suelo.


                                                                                      -Rosaura a las diez.

jueves, 17 de mayo de 2012

Historias

Hoy se me ocurrió una historia. Una muy interesante. Llena de aventuras, sueños y magia. De esas donde hay una muchacha hermosa, pero débil que está a la espera de un muchacho dulce y fiel. Una donde un malvado dragón custodia castillos y los reyes tienen barba. Los caballos son blancos y las armaduras de acero. Las hadas existen y los sueños se cumplen. Finales felices. Un cuento fantástico como cualquiera, escrito en los margenes de un libro de matemática. Con gusto se los contaría, pero algo raro sucedió; la muchacha se volvió fea, el muchacho se hizo pirata, el dragón triunfó y, poco a poco, al cuento la realidad se lo comió.

lunes, 7 de mayo de 2012

Los problemas no se evitan, se enfrentan.

Higado se sienta todos los días en la compu y chusmea, chusmea, chusmea. Después va a cenar, se baña y se va a dormir. Al otro día se levanta, se sienta en la compu y chusmea chusmea chusmea. Cena, se baña y se va a dormir. 

Ser hígado es complicado. Es fácil, pero complicado. Quiero decir, a nadie le cuesta llevarse al mundo por delante. Lo que es difícil es dejar de hacerlo.