lunes, 26 de septiembre de 2011

Hacer mucho, con poco.

A mi sí me hacen feliz la pequeñas cosas. Cosas cotidianas, que vemos todos los días: Risas con amigos, saludos de la gente que aprecio, cosquillas molestas, o las miradas cómplices... A pesar de su pequeñez, son cosas que me llenan el alma y me hacen sonreír todos los días. El ruido de las uñas contra la mesa; los colores del arco iris; el olor a comida cuando tengo mucha hambre; e irme a dormir cansada, abrazado de mi almohadón violeta. Son cositas que veo y hago siempre y me encantan. No quiero pasarme la vida buscando cosas grandes para que me hagan feliz solo un par de veces; si con las pequeñas soy super feliz y las tengo a manos todos los días.
No quiero decir que no aspiren a lo grande, después de todo, todos tenemos una meta. Pero deténganse un poco a ver lo que tienen al lado. Creen música con cubiertos, bailen al ritmo del viento y pinten con barro; aprecien todas esas cosillas, que a pesar de su pequeñez, nos pueden alegrar el día.

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