martes, 17 de enero de 2012

Bitácora del Viajero, día 1:

El día comienza a las 5am, cuando me despierta mi vieja. Lógicamente, nadie se levantó de la cama y mi mamá empezó a gritar. Cuando finalmente me rendí ante las insistencias, me vestí, guardé en mi bolso a Puchi y me embarqué hacia Punta del Este.
No se crean que estoy emocionada por estar acá. Vengo muy seguido. Este es el tercer año consecutivo, creo. Pero está bueno, para alejarse de la ciudad...
El viaje fue tedioso. Empezó a eso de las 7am, cuando por fin terminamos de desayunar, pelear, gritar, vestirnos, buscar las cosas que faltaban, etc. El auto es muy chiquito, entonces se complicaba lo de la convivencia en el asiento de atrás con mis dos hermanos. Siempre alguno la cagaba. Para colmo se me quedó sin bateria el celular, por ende estaba condenada a escuchar los ochocientos Cds de los Jonas Brothers que mi hermana llevó para el viaje.
Sin mencionar que estuve media hora parada al rayo del sol en la aduana.
Después vino la parte triste del viaje, donde nadie habla y lo único que queda es dormir o cantar canciones de Maria Elena Walsh con mi hermana. Adivinen a cual me sometí. (La segunda)
A eso de las 5pm arrivamos por fin a la península, y luego al hotel. Que tampoco es un hotel. Es un complejo vacacional con muchos edificios, una pileta, plaza, cancha de tennis, futbol, bla bla bla.
En fin, encontramos lindo el lugar, pero hace bastante frio. Pero la boluda de mi hermana se metió al mar igual, para hacerse la heavy. Si se enferma me cago de risa.
Ahora estoy en el ciber del lugar, único sector con wifi en el complejo. Pero mi compu no es muy buena, por desgracia y cada tanto se le corta la imagen y se reinicia.
En fin, eso es todo. Mis vacaciones recién empiezan, así que ya vendré otro día a seguir contando como andan. Seguramente le hable de fideos, porque mi mamá compró tallarines para todo el mes.

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